El espacio de Remind se ha vuelto una parte esencial en mi proceso de transformación. Compartirme con mis compañeros de mastermind, al mismo tiempo que me nutro de sus consejos y experiencias, es un regalo que disfruto cada mes. Lo aprecio, lo agradezco y lo celebro.
Como suele suceder, ayer me llevé varios aprendizajes. Siguiendo la metodología de Raúl Romero, hice mi “1 mensual”: revisé lo sucedido en febrero y definí mis objetivos y sprints para marzo. Al hacerlo, sentí incomodidad al darme cuenta de que, hace casi dos meses, me propuse iniciar nuevas prácticas espirituales… pero aún no las he comenzado.
Para comprometerme, decidí llevar el tema a mi grupo de Remind, pedir consejo y hacerme accountable. Mi sorpresa fue recibir un par de regaños bien merecidos.
“¿Acaso crees que si no tuvieras prácticas espirituales bien desarrolladas, estarías aquí, viviendo esta incomodidad de forma tan cómoda?”
Fue un recordatorio de lo duro que soy conmigo mismo. De lo mucho que me exijo. Y de lo malo que soy para reconocer todo lo que ya he avanzado.
Así que tomé el consejo y miré hacia atrás con otra perspectiva: ¿cuánto he cambiado en un año de estar con este grupo? Hace unos meses, en un evento con Tony Robbins, identifiqué que, en el pasado, mi necesidad más importante era la certeza. Por años necesité saber qué iba a pasar, cuáles eran las reglas y qué se esperaba de mí en todo momento.
Hoy ya no.
Claro, sigue siendo incómodo no saber hacia dónde se desenvolverá mi emprendimiento o cuándo generará flujos positivos. Pero, sorprendentemente, estoy más tranquilo ahora que cuando vivía seguro de mi siguiente quincena.
"The ability to stay in uncertainty is the single biggest determinant of success."
— Naval Ravikant
¿Y qué cambió?
Mi relación con la incertidumbre. Mi capacidad de confiar en que las cosas pasan cuando tienen que pasar. Que las personas llegan y se van en el momento correcto. Que el flujo de la vida no depende de mi ilusión de control. Como dice The Surrender Experiment, no se trata de claudicar mi libre albedrío, sino de prestar atención a las puertas que se abren y aprender a remar con la corriente, en vez de quedarme estancado en un remanso sin posibilidades.
Seguiré expandiendo mis prácticas espirituales, pero ahora con una intención distinta. No porque sienta que no he hecho suficiente, ni porque crea que no soy suficiente. Lo haré porque me entusiasma explorar este mundo y porque se siente bien.
Y trataré de recordarme hacer lo mismo en todas las demás áreas de mi vida.
"Business is a patience game disguised as an intelligence game."
— Morgan Housel
Si la paciencia es la clave, entonces la incertidumbre es la maestra.
Standing ovation! Me encantó tu reflexión.
Aho hermano